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Andrea SzöKe, directora de la guardería en Pikler House en Budapest, comienza su discurso a los participantes de la capacitación de cinco días de apoyo a cuidadores de Pikler compartiendo su viaje personal. Habiendo dedicado toda su carrera a Pikler House, reflexiona sobre el proceso de aprendizaje permanente y la importancia de capacitar a nuevos cuidadores. En esta publicación de blog, exploraremos el enfoque de Pikler House para introducir nuevos cuidadores a la guardería, enfatizando la importancia de construir conexiones y crear una transición fluida tanto para los cuidadores como para los niños.

Aprendizaje y crecimiento continuo:

En Pikler House, la capacitación no es un evento de una sola vez, sino un viaje de crecimiento y aprendizaje de por vida. El período de capacitación inicial dura aproximadamente dos meses, durante los cuales el objetivo principal es que el cuidador establezca una conexión con el grupo y los niños que cuidará. Al mismo tiempo, es igualmente crucial que los niños se familiaricen con el cuidador antes de asumir sus responsabilidades de cuidado, lo que permite una transición más fluida.

Dominar los principios:

Durante el período de formación, el nuevo cuidador se sumerge en los principios fundamentales del cuidado de los niños, tanto en la teoría como en la práctica. El énfasis radica en nutrir la mentalidad y la actitud del cuidador, lo que en última instancia dará forma a su eficacia como cuidador. La Casa Pikler valora un enfoque reservado pero muy consciente, distinto de un enfoque puramente maternal. Si bien el conocimiento teórico es importante, la atención se centra principalmente en que el cuidador internalice y encarne la actitud de Pikler, ya que el resto de la teoría se puede aprender a través de la observación y la imitación.

Empezando con una pizarra en blanco:

La Casa Pikler prefiere contratar a personas jóvenes e inexpertas que están al comienzo de sus carreras. Esta elección deliberada permite una pizarra en blanco, lo que permite que la capacitación comience desde cero sin necesidad de sobrescribir actitudes o prácticas preexistentes. Al nutrir a los cuidadores desde el principio, Pikler House puede inculcar los valores y principios fundamentales del enfoque de Pikler sin la interferencia de perspectivas incompatibles. Un ejemplo notable es el de Andrea SzöKe, directora de la guardería de Pikler House. A la edad de 18 años, recién salida de la escuela secundaria, se unió a Pikler House con la idea de simplemente jugar con los niños en un hogar infantil. Sin embargo, su experiencia en Pikler House transformó rápidamente su perspectiva. La organización fue capaz de moldear su actitud, inculcando los principios y prácticas necesarios para criar y brindar atención a los niños.

El impacto de la tutoría:

A lo largo del período de formación, se asigna un mentor o director al nuevo cuidador, formando un vínculo inseparable durante estos dos meses. Este mentor sirve como guía y brinda apoyo práctico, asegurando que el cuidador reciba atención y orientación personalizadas a medida que avanzan en su viaje de capacitación. La relación de tutoría es parte integral del crecimiento y desarrollo del cuidador, fomentando un ambiente de apoyo para el aprendizaje.

El Flujo del Entrenamiento:

Aunque la capacitación se divide en distintas partes, es fundamental entender que estos componentes se entrelazan a la perfección. La observación, un aspecto fundamental de la formación, suele durar varias semanas. Durante este período, la atención se centra principalmente en observar a los niños y sus interacciones, lo que permite que el cuidador obtenga información valiosa sobre las necesidades y el desarrollo de los niños. Es importante tener en cuenta que la capacitación no implica un compromiso directo con los niños durante esta fase de observación.

Observaciones en evolución:

A medida que los participantes avanzan en su capacitación, la profundidad de sus observaciones crece. Inicialmente, se les asignan tareas más generales, como observar la rutina matutina del cuidador. Gradualmente, el enfoque cambia hacia los propios niños. Por ejemplo, se les puede pedir a los alumnos que observen a los niños durante la hora de la comida, prestando atención a cómo cada niño indica cuándo ha comido suficiente. Preguntas de apoyo y descripciones detalladas: para facilitar el proceso de aprendizaje, los alumnos reciben preguntas de apoyo para guiar sus observaciones. Con el tiempo, las tareas se vuelven más complejas, como observar a un niño específico que estará bajo su cuidado. Los alumnos reciben instrucciones de documentar todo lo que observan. Luego, el enfoque se extiende al juego del niño, y se pide a los alumnos que proporcionen descripciones detalladas. Este ciclo continúa a medida que los alumnos pasan a observar al próximo niño del que serán responsables.

La observación como actitud:

El arte de la observación cuidadosa se convierte en una actitud arraigada para los alumnos. Aprenden a mantener un enfoque constante en los niños, independientemente de la tarea que tengan entre manos. Ya sea que estén pelando manzanas o participando en otras actividades, se anima a los alumnos a observar a los niños simultáneamente. Esta observación interna les permite estar totalmente presentes y en sintonía con las necesidades y acciones de los niños bajo su cuidado.

Observación Interna y Externa:

Hay dos tipos de observación: interna y externa. La observación interna ocurre cuando el cuidador que trabaja, mientras realiza tareas, permanece atento a los niños. El cuidador es una parte integral del grupo, incluso cuando está ocupado con actividades no relacionadas con los niños. Por otro lado, la observación externa involucra a personas ajenas al grupo, como padres u observadores externos, que observan a los niños sin intervenir.

Observación y Tareas Auxiliares:

Durante el período de observación inicial de dos semanas, a los alumnos se les pueden asignar tareas auxiliares. Por ejemplo, mientras el entrenador viste a los niños para prepararlos para una salida, se le puede pedir al alumno que ate los zapatos de un niño. Incluso durante estas tareas más pequeñas, se alienta a los alumnos a mantener sus habilidades de observación. El mentor brinda orientación y dirección a lo largo de este proceso.

Evaluación de la idoneidad y el período del baño:

Al final del período de observación de dos semanas, se vuelve evidente si el enfoque de Pikler se alinea con las capacidades y la disposición del alumno. Esta evaluación ocurre antes de que el alumno comience a interactuar físicamente con los niños. En el contexto de la Casa Infantil, este período se conoce como el “período del baño” y puede extenderse por varios meses si es necesario.

La importancia del escenario del baño:

En las primeras etapas de la capacitación, a los alumnos se les asignan tareas que no involucran el contacto directo con los niños. Limpian el baño, lavan los juguetes y realizan otras tareas de mantenimiento. Esta etapa, conocida como la “etapa del baño”, sirve como una oportunidad para que el aprendiz evalúe su idoneidad para el rol. Garantiza que los alumnos puedan tomar una decisión informada sobre la continuación de su formación antes de establecer relaciones con los niños. Este enfoque evita posibles interrupciones y decepciones para los niños si un aprendiz se fuera después de haber establecido conexiones.

Un panorama cambiante:

La disponibilidad de personas dispuestas a embarcarse en una carrera de cuidado ha disminuido significativamente con el tiempo. Encontrar personas dedicadas apasionadas por el cuidado se ha convertido en un desafío. Esta realidad destaca el valor de los programas de capacitación integrales como el que se ofrece en Pikler House.

Transición a la prestación de cuidados:

Una vez que los participantes han completado con éxito la fase de observación, pasan a la siguiente etapa: participar activamente en tareas de cuidado. Las interacciones iniciales pueden ser estresantes para el nuevo cuidador. Para facilitar la transición, a los alumnos se les asigna un niño a la vez, con una introducción lenta y gradual a las responsabilidades de cuidado.

El enfoque gradual:

Preparar tanto al alumno como a los niños es una parte crucial del proceso. Se informa a los niños con anticipación que el aprendiz asumirá las funciones de cuidado, lo que garantiza una transición sin problemas. Idealmente, el aprendiz comienza a cuidar a uno de sus hijos asignados, aunque puede que no sea necesariamente uno de los niños más fáciles de cuidar. El objetivo es crear interacciones uno a uno durante las rutinas de alimentación, cambio y vestido. Para los niños más pequeños, el aprendiz está involucrado en todo el ciclo de cuidado. Sin embargo, si el primer niño asignado es mayor y ya está comiendo en la mesa, el alumno comienza con rutinas más simples, como proporcionar refrigerios. A medida que el aprendiz se siente más cómodo, progresa a tareas de cuidado más complejas, como las rutinas de la hora del almuerzo. Este enfoque gradual permite que el cuidador gane confianza y construya experiencias positivas con los niños.

Consideraciones en la asignación de hijos:

Se presta especial atención a la selección y el orden de los niños asignados al alumno. Los niños más sensibles generalmente se presentan cerca del final, lo que les permite tiempo adicional para familiarizarse con el cuidador. Los niños que tienden a poner a prueba los límites de los cuidadores se colocan en el medio del orden de asignación, sin ser ni el primero ni el último niño con el que trabaja el aprendiz. La flexibilidad es esencial, ya que es posible que los planes deban ajustarse en función de las circunstancias y dinámicas individuales.

Creación de una carga de casos:

A lo largo de la capacitación, la carga de casos del alumno se expande gradualmente. Una vez que el aprendiz demuestra competencia en el cuidado de un niño, se le asignan niños adicionales para cuidar mientras continúa cuidando al niño anterior. Esta expansión gradual de responsabilidades asegura una carga de trabajo equilibrada y un crecimiento continuo para el aprendiz.

El papel del pedagogo:

El pedagogo juega un papel fundamental en el apoyo al desarrollo del nuevo cuidador. Brindan orientación, retroalimentación y apoyo continuo para ayudar al cuidador a mejorar sus habilidades. El pedagogo trabaja junto con el aprendiz, ofreciendo ideas y sugerencias para mejorar sus habilidades de cuidado.

Generar confianza y establecer límites:

Al evaluar el desempeño de un cuidador, sus propias reflexiones y comentarios se convierten en herramientas valiosas para mejorar. Al escuchar atentamente sus experiencias, los capacitadores pueden ofrecer apoyo y orientación para ayudar a los cuidadores a mejorar sus habilidades. Un desafío recurrente que se destaca es la importancia de establecer límites. Si bien Pikler House promueve un enfoque amable, los cuidadores a veces luchan por encontrar el equilibrio entre la amabilidad y el establecimiento de límites. Establecer límites es fundamental para mantener el control y garantizar la seguridad y el bienestar de los niños.

El camino a seguir:

Cooperación y alineación:

La cooperación y el alineamiento entre los cuidadores y los niños forman la base de un cuidado exitoso. La necesidad fundamental de seguridad de los niños está estrechamente ligada a su exploración y prueba de límites. Los cuidadores juegan un papel crucial en ayudar a los niños a reconocer y respetar estos límites. En ciertas situaciones, los niños pueden necesitar la intervención del cuidador para evitar que excedan los límites que pueden manejar. Identificar cuándo se ha resuelto una situación y brindar orientación oportuna son elementos importantes para apoyar el crecimiento y desarrollo del niño.

Apoyo al aprendiz:

Al brindar apoyo a los participantes, es esencial no abrumarlos con comentarios excesivos. En cambio, los capacitadores se enfocan en ofrecer uno o dos comentarios constructivos que pueden tener un impacto significativo en el crecimiento del alumno. Animar a los alumnos a reflexionar sobre sus experiencias y compartir sus sentimientos es una forma poderosa de fomentar la autoconciencia y facilitar el crecimiento.

Aspectos educativos durante el juego libre:

La tercera parte del programa de capacitación se centra en apoyar a los niños durante su juego libre. Esta fase aborda varios aspectos educativos. Los cuidadores aprenden a manejar los conflictos que pueden surgir durante el tiempo de juego, entienden cuándo alentar el juego independiente de los niños y brindan intervenciones suaves, como acercar objetos para apoyar su exploración. Además, desarrollan las habilidades para consolar y consolar a los niños cuando sea necesario. Estos aspectos educativos se introducen durante el período de formación, pero dominarlos requiere aprendizaje y experiencia continuos.

El viaje del aprendizaje continuo:

El período inicial de capacitación de dos meses proporciona una base para los cuidadores, pero no es tiempo suficiente para desarrollar completamente sus habilidades y trabajar con confianza. A diferencia del Hogar Infantil, donde los cuidadores trabajaban solos después de la capacitación, los cuidadores de guardería se benefician del apoyo y la orientación continuos. La colaboración entre cuidadores, capacitadores y la comunidad en general fomenta una cultura de aprendizaje y mejora continua.

Conclusión:

El enfoque gradual de Pikler House para la transición de los aprendices de la observación al cuidado activo demuestra una comprensión profunda de la importancia de construir relaciones sólidas entre el cuidador y el niño. Al seleccionar cuidadosamente a los niños, introducir tareas gradualmente y ofrecer apoyo y orientación, Pikler House garantiza que los nuevos cuidadores puedan crecer, desarrollar sus habilidades y brindar un cuidado cariñoso a los niños a su cargo. La participación del pedagogo enriquece aún más la experiencia de capacitación, capacitando a los cuidadores para mejorar continuamente y brindar el más alto nivel de atención.